viernes, 2 de octubre de 2009

Nuevo debate en Francia sobre el riesgo de reincidencia de los agresores sexuales

Se llamaba Marie Christine Hodeau, tenia 42 años, y murió asesinada este pasado lunes en Milly-la-Forêt, no muy lejos de París. Un hombre, armado con un cuchillo, la obligó a meterse en el maletero de su coche mientras hacia footing en el bosque de Fontainebleau.
A oscuras, en el minúsculo habitáculo, cogió su teléfono móvil y llamo a la policía. Una corta llamada de apenas dos minutos, precisa, y en la que, con una impresionante sangre fría, Marie Christine señala el modelo del coche en el que esta encerrada, el color y el numero de la matricula así como algunas indicaciones del lugar en el que ha sido atacada. Rápidamente, la llamada es localizada así como la identidad del propietario del vehículo. Un impresionante dispositivo policial es movilizado para tratar de encontrar a Marie Christine. Es una carrera contra reloj.
La llamada desde su móvil queda registrada a las nueve y diez minutos de la mañana. La policía localiza el coche a unos treinta kilómetros del lugar del secuestro. Marie Christine ya no se encuentra en el maletero.
El propietario del vehículo asegura a la policía que el coche es utilizado por el vigilante de su finca al que arrestan ese mismo lunes por la tarde como principal sospechoso del secuestro y desaparición de Marie Christine. Lo niega todo en bloque. Permanece en las dependencias de la policía bajo arresto provisional. El miércoles, 48 horas después de la desaparición de Marie Christine, el principal sospechoso confiesa. Su relato es mas bien propio de un guión de serie americana. Afirma que se cruzo con su víctima por casualidad sin explicar los motivos que le llevaron a obligarla a introducirse en el maletero. El presunto asesino dice que la ató a un árbol con un cable y que se dio a la fuga. Poco después ya en su domicilio, y sin explicar nuevamente por qué, decide volver al lugar donde la ha dejado atada.
Según su relato, el presunto secuestrador se cruza con ella por el camino. Marie Christine habría logrado escapar. Serán esos sus últimos momentos en vida. El presunto asesino la estrangula, le quita la ropa y esconde su cuerpo inerte en otro bosque no muy lejano.
El cadáver de Marie Christine Hodeau es encontrado el miércoles por la noche.
Seria éste el relato de un nuevo asesinato como los muchos que estamos, desgraciadamente, acostumbrados a leer. Sin embargo, a la estupefacción por este horrible crimen se une la polémica surgida tras conocerse que el presunto asesino había sido anteriormente condenado, en 2002, a once años de prisión por la violación y el secuestro de una adolescente de 13 años.
Los antecedentes de Manuel Ribeiro Da Cruz, 47 años y padre de cuatro hijos, están siendo escudriñados a la lupa. Según los médicos y psiquiatras que le han tratado estos últimos años, la principal causa de sus pulsiones sexuales es su fuerte dependencia al alcohol. En enero de 2006, entre las condiciones esgrimidas para su puesta en libertad condicional están no sólo que encuentre un trabajo y que se mantenga lejos de su víctima, sino que se someta a una cura de desintoxicación. Esta primera libertad condicional no dura mucho tan sólo cinco meses.
Los abogados vuelven a solicitar su puesta en libertad. En marzo de 2007, Manuel Ribeiro vuelve a salir de prisión. Iba a Alcohólicos Anónimos, tenía trabajo, y su ritmo de vida no infundía sospechas. En noviembre de 2008, y con los beneficios de reducción de penas estipulados por la ley, Manuel salda sus cuentas con la justicia. Hasta ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario